DESDE SEPTIEMBRE SE SIENTE QUE VIENE DICIEMBRE


"Desde septiembre se siente que viene diciembre."

Solo un verdadero genio pudo expresar una gran verdad en tan pocas palabras, aunque a muchos nos duela, como a mí.

Como si no fuera suficiente tener la percepción de que el tiempo está pasando demasiado rápido, cada vez son más los entusiastas de la Navidad que, desde octubre, ya tienen el arbolito en sus casas.

No sé si su objetivo es disfrutar de la Navidad o quieren acelerar el calendario para ver si el próximo año les va mejor. No lo sé.

Pero nunca lo había experimentado tan de cerca hasta este fin de semana, que fui a un centro comercial que ya está decorado de Navidad de pies a cabeza. Incluso ya tiene música decembrina y la iluminación encendida.

Estuve dentro de este lugar casi una hora. Pero a los cinco minutos, entre tanto Papá Noel y guirnalda, ya estaba pensando en que tenía que comprar una docena de regalos para la docena de sobrinos que tengo, dónde pasar el fin de año, en la cena, las vacaciones y en que la prima de este año tampoco me iba a rendir.

Sufrí un episodio de estrés navideño ¡y ni siquiera ha llegado Halloween!

Es por eso que a todos estos entusiastas amantes de la Navidad adelantada quiero decirles: ¿Qué les pasa? ¿Cuál es ese afán de poner luces por todas partes... para que el recibo de la luz les salga más caro? ¿Qué pretenden con esta presión mental que quieren ejercer sobre aquellos que necesitamos disfrutar lo que queda de octubre y noviembre?

Un poquito de respeto, por Dios, quítenle el pie al acelerador y vayamos con calma. ¿Por qué tanta prisa en darse cuenta de que, al final del año, ya pasó y usted no hizo nada de lo que se propuso mientras se atragantaba con doce uvas entre sirenas, pitos y matracas?

Vamos a practicar lo que se llama la calma. Si tienen tantas ganas de emocionarse, les invito a un parque de atracciones para que experimenten un poco de adrenalina, o si no, salgan a media noche por las calles de Bogotá, con lo inseguro que está, esa dosis de adrenalina llegará por las nubes.

Ya me imagino a los afanados por la Navidad buscando cajas de natilla y calzones amarillos para estar listos para las fiestas. ¿Qué es eso? ¿Por qué tanta prisa en engordar y gastar ese dinerito en cosas que al final solo van a usar una vez? No hay necesidad de acelerar la alta dosis de villancicos y música decembrina. Tranquilos, vamos a tener tiempo. Son casi 40 días para escuchar, una vez más, las mismas canciones de todos los años. No hay prisa.

Esperemos sin presiones a diciembre y su afán. Piensen en su bolsillo y su paz mental.

Mat

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