Últimamente me he ganado una particular fama de mal amigo. Lo digo especialmente por este autismo crónico que sufro por temporadas donde termino encerrado en mi apartamento escribiendo blogs, trapeando para ocupar mi cabeza en algo menos profundo que mis sentimientos o hablando telepáticamente con mi gato. Pero es algo normal en mi, toda la vida lo he hecho. Desaparecerme de la faz social por unas semanas mientras se me acomoda la teja nuevamente y me transformo en un maravilloso ser humano.
En estas desapariciones quien mas se afecta es Felipe Casas, le da ira que sea tan excéntrico. Felipe es un amigo de hace años que conocí cuando aun vivía con mi madre en Cúcuta, y por cosas de la vida hoy somos amigos y vecinos. Felipe, es de ese tipo de hombres que tienen un evidente atractivo físico y un carente corazón. Para el una relación emocional comenzaba con una conversación y termina con su eyaculación. Punto.
Gracias a esa manera tan brillante de ver la vida es de los pocos que a los 24 años pueden decir que tienen en su haber un saldo de cero relaciones estables y unas cuatro relaciones sexuales cortesía de este servidor, por que amiga que tengo y le presento. Es amiga que se come.
Nuestra amistad ha pasado los limites del formalismo y la mera cortesía. Somos como hermanos. De esos que pelean pero que en el fondo saben que quiere el uno al otro. Eso lo pude notar el día que se enredo con la Arquitecta lisiada, una particular niña con quien yo sentia una evidente atracción que termino en el preciso instante que le presente a Felipe, se quedaron solos y se fueron a la cama.
Y preciso. Mi amigo que jamás se encarreta, ahí estaba jugando a la casita con la vieja que a mi me gustaba. Para mi no fue fácil aceptarlo al principio. Sobre todo por que la maldita lisiada me encantaba y estaba encacorrada de mi amigo.
Además como me conocen, pensaron por un segundo que yo tendría una actitud completamente europea de la situación. Cosa que no fue así por que en vez de Europa los mande un par de veces a la mierda. Que ira me daba con los dos, sobre todo con Felipe a quien le había contado antes de presentarle a su nueva noviecita lo que me gustaba. En fin, nadie sabe para quien trabaja y como decía la sabia PINUP en la salsamentaría del señor, lo que sobra es tripa... O lo que usted prefiera.
Pero es Felipe a final de cuentas, ese tipo de amigo bien especial que todos tenemos, con el que todos contamos y que mas de una vez nos enojamos pero que finalmente sabemos que esta ahí. Para volarle los levantes, para salir a comer, hablar barbaridades o sencillamente para recordarme que mi autismo me convierten según el, en un mal amigo. (Pero en el fondo me quiere mucho, soy una gonorrea adorable)
En estas desapariciones quien mas se afecta es Felipe Casas, le da ira que sea tan excéntrico. Felipe es un amigo de hace años que conocí cuando aun vivía con mi madre en Cúcuta, y por cosas de la vida hoy somos amigos y vecinos. Felipe, es de ese tipo de hombres que tienen un evidente atractivo físico y un carente corazón. Para el una relación emocional comenzaba con una conversación y termina con su eyaculación. Punto.
Gracias a esa manera tan brillante de ver la vida es de los pocos que a los 24 años pueden decir que tienen en su haber un saldo de cero relaciones estables y unas cuatro relaciones sexuales cortesía de este servidor, por que amiga que tengo y le presento. Es amiga que se come.
Nuestra amistad ha pasado los limites del formalismo y la mera cortesía. Somos como hermanos. De esos que pelean pero que en el fondo saben que quiere el uno al otro. Eso lo pude notar el día que se enredo con la Arquitecta lisiada, una particular niña con quien yo sentia una evidente atracción que termino en el preciso instante que le presente a Felipe, se quedaron solos y se fueron a la cama.
Y preciso. Mi amigo que jamás se encarreta, ahí estaba jugando a la casita con la vieja que a mi me gustaba. Para mi no fue fácil aceptarlo al principio. Sobre todo por que la maldita lisiada me encantaba y estaba encacorrada de mi amigo.
Además como me conocen, pensaron por un segundo que yo tendría una actitud completamente europea de la situación. Cosa que no fue así por que en vez de Europa los mande un par de veces a la mierda. Que ira me daba con los dos, sobre todo con Felipe a quien le había contado antes de presentarle a su nueva noviecita lo que me gustaba. En fin, nadie sabe para quien trabaja y como decía la sabia PINUP en la salsamentaría del señor, lo que sobra es tripa... O lo que usted prefiera.
Pero es Felipe a final de cuentas, ese tipo de amigo bien especial que todos tenemos, con el que todos contamos y que mas de una vez nos enojamos pero que finalmente sabemos que esta ahí. Para volarle los levantes, para salir a comer, hablar barbaridades o sencillamente para recordarme que mi autismo me convierten según el, en un mal amigo. (Pero en el fondo me quiere mucho, soy una gonorrea adorable)
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