No soy un hombre muy de buenas para eso
del amor.
Cuando estaba en el colegio, gracias a
la genética tuve que ver desde mi pupitre como las niñas por las cuales sentía
un gustillo especial eran “noviecitas” de todos mis compañeritos. Aun recuerdo
sus nombres: Fernanda, Juliana, Pilar y Lucero. Cada una de ellas era la mas
linda que la anterior y cada una de ellas me vio siempre como un accesorio más
que decoraba el salón de clase.
Desde mi más tierna edad me di cuenta
no era fácil ser novio. O al menos no con mi suerte. Con decirles que mi primer
beso lo di a los 15 años contra un pupitre en el salón de clase mientras
estábamos en descanso con una compañerita sicótica que me hizo un lavado de
amígdalas y me babeo toda la cara en un ataque desenfrenado por besar a mi
compañero del lado. No me sentí especial de hecho. Fue como una rumbeada al por
mayor. Y ahí quedo la maravillosa experiencia de mi primer beso. (Prometo
contarles con mas detalles en otra entrada)
En la adolescencia perdí la cabeza por
varias actrices de la pobre televisión colombiana y por una que otra primita de
mis vecinos que llegaban de vacaciones, las cuales no tenían registro de mi
insignificante existencia.
No se si fueron las verduras que me
enseño a comer mi mamá desde que estaba pequeño, el contenido de mi inhalador o
el aumento de mis grueso de mis lentes culo de botella. Pero pensaba que iba a
estar junto a la niña que mas me gustaba si ponía su nombre en cada rincón
libre de mi cuaderno. Cosa que jamás sucedió. Evidentemente.
Desde muy joven aprendí a tomar con
mucha actitud y tranquilidad frases tan propias como “Solo te veo como amigo”,
“no quiero que te confundas”, “No eres mi tipo” y la clásica de todos los timpos y siempre
dicha “Eres un niño super especial, pero en realidad no estoy interesada en
algo mas que tu amistad”. Son incontables la cantidad de maneras que existen para
mandarlo a la misma cosa. Freír espárragos, cosa que aun sigo haciendo.
Palabras mas palabras menos ahí les
resumí mis veinte años de vida que no están contenidos en mi blog. El resto de
historias ustedes ya se la saben, desde que inicie a escribir cortesía de mi
primera relación sentimental protagonizada por este servidor y mi
machucondededopequeñodepieizquierdo y su constante inestabilidad emocional,
todos mis intentos sentimentales y tragas fugases, hasta el tórrido romance con
Alexandria, mi ultima relación que se terminó ya hace casi seis meses (Wow,
como pasa el tiempo). Siete años exteriorizando lo que pienso, viendo el mundo, mi vida y la de la gente que se cruza en mi camino.
Y aquí estoy, intacto. Listo para
arrancar otro nuevo ciclo para contarles de manera jovial como un HOMBRE ve la
vida, su realidad y busca el amor donde muchas veces se camufla con el SEXO y
termina compartiéndolo con ustedes a través de este BLOG.
Gracias por acompañarme otra temporada
mas, que seguramente no será la ultima. Solo que cruzo deditos para que en esta
así sea por capítulos, mi suerte cambie.
Bienvenidos a la séptima temporada, de
lo que Mateo Escribe
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