AL SON QUE LE TOQUEN… BAILARA USTED!


Cuando termine con Alexandria, quien me tuvo que lidiar la tuza fue Felipe. Aunque debo admitir, que no tiene el don de dar consejos de gran calidad al menos me escuchaba. Y en esos casos es mas que suficiente… aunque su capacidad de escuchar tiene un limite muy reducido de repeticiones por discurso. Es decir. Tantas, pero tantas veces hable de mi ex, que el pobre hombre desesperado estallo en gritos y me sacó la madre. Entonces fue ahí, cuando yo le eche la supuesta “Maldición” y desee que lo dejaran algún día con los crespos hechos.

Si, se que soy un canalla. Mi mejor amigo, sirviéndome de paño de lagrimas escuchándome la cantaleta y yo salándole su vida afectiva deseándole que sintiera lo que yo en ese momento sentía. Llámenme como quiera, pero este año al pobre le ha ido peor que a mi en los últimos 2 años. Se ha tragado de cuanta guaricha vive esta ciudad. Una de ellas fue Erika.

Una mujer alta, bonita, casi perfecta que enamoro en un fin de semana de sexo, sudor y poco pudor al pobre del Felipe. El lunes siguiente a su fin de semana de ajetreo, mi pobre mejor amigo estaba tragado, encacorrado y embobado por su nuevo amor. Durante la semana siguiente se mandaban mensaje empalagosos todo el día, se vieron para hacer todos esos planes clásicos de un romance. Cine, cenaron, salieron a caminar, ciclovia, llamadas y sexo… mucho sexo.

Toda una epifanía romántica que duro ocho días hasta que la fulana se fue del país unos días para verse con su familia. Desde ese momento a Erika se la trago la tierra, no le contestaba el celular, le desviaba las llamadas, no contestaba ningún intento de comunicación de mi pobre amigo encacorrado. Y el que tuvo que calarse la decepción sexo sentimental de mi mejor amigo adivinen quien fue… si, yo. Desde ese dia Felipe conservaba la esperanza de volverse a encontrar con la mama de sus hijos. Con la mujer que lo enamoro en solo un fin de semana.

Hace unas semanas, salí con Felipe al bar de moda por unos tragos. Luego de diez minutos de estar en el lugar, apareció la desaparecida “rechaza llamadas” con una sonrisa de oreja a oreja como si nada, absolutamente nada hubiera pasado entre ellos a saludar.

Felipe sonrió y se puso nervioso, ansioso y casi desesperado. No tuve mas remedio que recordarle la cagadita que le había hecho la “señorita” unos meses atrás… Pero que puede mas la mujer encacorradora o el amigo sincero. Si, atinaron. Veinte minutos después Felipe le estaba haciendo lavado de amígdalas a la chica del fin de semana. Así es la vida.

Decidí ignorar la arrastrada atroz que se pego mi mejor amigo por Erika y dejarlos en paz. Finalmente somos tan buenos amigos que nos advertimos de posibles errores, pero eso no quiere decir que no nos permitamos cometerlos.

Durante toda la noche Felipe se besuqueaba con Erika y volvía a los diez minutos cada vez mas enamorado. Dos horas después, Erika desapareció del perímetro donde mi amigo la tenia ubicada, aunque me hice el loco, era evidente la ansiedad que tenia el pobre hombre por no encontrar a su sadista de turno.

Una hora después, medio bar estaba encantado con el show no pago de media noche, (yo también me incluyo) la que hasta ese momento fue la mujer de los sueños de mi mejor amigo, estaba en mitad de la pista, alcoholizada o trabada… o ambas finalmente da igual. Bailaba como un teletubie epileptico por entre la gente, repartiendo besos a cuanto hombre solo veía, no sabia donde estaba, que hacia y ni siquiera quien era. En ese momento creo que Felipe supero la tuza. Y echó a la fiestera mujer al olvido y también sus esperanzas que fuera la mama de sus hijos.

Supongo que si fuéramos mas jóvenes, nos hubiéramos alcanzado a preocupar, y le hubiéramos seguido el ritmo a la loca, pero a estas alturas del partido ya estamos listos para lidiar con una relación de normal o tormentosa. Pero no para jugar a ser novio de una noche, con especialidad en clínica de desintoxicación, rehabilitador de alcoholicas y resocializador de puticas de fin de semana. Nos leemos luego. Bye

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