APRENDER DE LOS ERRORES DE LOS DEMAS, NO ES LO MIO


 

Hace unos días salí a almorzar con José un talentoso arquitecto amigo de añooooos que esta pasando por su primer traumático divorcio antes de los 40. Si, puede que les parezca normal pero tengo una amiga que no ha llegado a los 30 y ya va por el cuarto divorcio y como ustedes lo sospechan, desde su primer divorcio no sabe que es poner un pie en un transmilenio.

Mientras almorzábamos y me contaba la amarga experiencia de un divorcio:

La situación de por si es bastante dura, empezando por la separación de bienes, los honorarios millonarios que se llevan los abogados, el hecho que su hoy ex esposa ya ande con un hombre mucho mas joven que él a pesar que solo han pasado dos meses desde su separación, las dificultades que padecen para conciliar hasta la manutención de los perros, lo duro que es dormir solo después de tener a alguien a su lado por más de diez años y la aventura de tener que vivir de nuevo solo  (como cierto soltero que escribe historias en su blog) y lo mas difícil, desconocer completamente a esa persona que alguna vez se amo.

El hombre se hacia el fuerte, pero yo sabía que estaba destrozado. Porque cuando uno habla con resentimiento de la ex, es la fase posterior al despecho y anterior a la superación. (Un paréntesis: Julieta, cuando te acuestas a dormir ebria, roncas como camionero)

Entonces entre ese intenso mar de desgracias, que hicieron ver mis problemas una completa payasada, este hombre que estaba abriendo su corazón de par en par, dándome una clase magistral de lo que ocurre cuando las cosas en un matrimonio no funcionan, me preguntó si tenía aún en mente algún día casarme. A lo que como ustedes supondrán conteste enfáticamente luego de su detallado y lastimero discurso:

- Pues, sí.

Lo se, soy un sádico sin vergüenza, pero yo que culpa tengo. Me resisto a la idea de envejecer arruchándome con las almohadas, muy independientemente que mi amigo prácticamente halla derrumbado la institución del matrimonio constituido por efecto de un "acepto" frente a un juez mientras yo devoraba mi churrasco de 250 libras.

Y ustedes les gustaría casarse a pesar que las historias de "matrimonio feliz" son cada vez menos reales y más un mito urbano? Me encantaría leer sus opiniones. Nos leemos al rato, bye.

Mat

Post a Comment