LAS FRUSTRACIONES DE LA ERA DIGITAL




En esta generación, donde las redes sociales e internet predominan, las frustraciones que experimentamos son muy distintas a las de las generaciones anteriores. En el pasado, que el cartero extraviara un telegrama era un caos, así como recibir una llamada de la persona que nos gusta en el teléfono fijo cuando no estábamos en casa o la línea estaba ocupada.

Sin embargo, las cosas han cambiado, y en la actualidad, nos enfrentamos a frustraciones de otro tipo.

Por ejemplo, descubrir que los 'Likes' no equivalen al amor, ni siquiera indican que realmente se valora nuestro contenido digital. Si alguien muestra piel producto del gimnasio o el Photoshop, suele obtener una reacción masiva, mucho más grande que una foto de un hermoso amanecer en la montaña.

Olvidamos que los 'Likes' no son amor, ni siquiera una cena romántica, ni un indicador de buen gusto. Son simplemente un pulgar hacia arriba en una pantalla que denota aprobación o empatía virtual. El día en que usted se enferme y necesite un abrazo, esos 'likes' no formarán en fila para ayudarlo.

Es frustrante el tiempo que se escapa mientras navegamos por perfiles de Instagram o consumimos tonterías en TikTok. Después de horas de desplazamiento interminable, terminamos en el perfil de alguien que ni siquiera sabíamos que existía, viendo fotos de sus vacaciones en el 2005 y dándonos cuenta de que medio día ha pasado sin que lo notemos.

Comprar en línea también puede resultar frustrante. Es como mantener una relación a larga distancia con su paquete: la anticipación, la emoción y, finalmente, la espera. Pero cuando llega, en el fondo, sabe que nunca es exactamente lo que esperaba. Aun así, siempre hay una esperanza de que la próxima vez acierte con la talla adecuada.

Las contraseñas son fuente de frustración para muchos de nosotros. Todos en esta generación necesitamos múltiples contraseñas, y se espera que recordemos al menos cinco. Yo apenas me sé dos, y a una de ellas solo le cambio un número para evitar la molestia de crear una nueva que sé que olvidaré en cuanto cierre la sesión.

Otra fuente de frustración son las personas que solo existen en el mundo digital. Todos conocemos a alguien que ha llevado la edición de fotos a otro nivel, presentándose de tal manera en las imágenes que es mejor nunca conocerlos en persona y mantener la ilusión. He conocido a unas cuantas "trufas virtuales" que, cuando las conocí en la vida real, resultaron ser simplemente "caramelos de moras".

Me resulta frustrante cada vez que me distraigo mientras busco algo en internet. No he calculado el tiempo que he invertido viendo videos de "Así funciona una fábrica de cualquier cosa", y lo peor es que cuando regreso a la realidad, nunca estoy seguro de qué estaba haciendo en primer lugar.

Tener acceso a todas las series y películas del mundo puede ser frustrante. ¿Y qué hacemos? Pasamos más tiempo eligiendo qué ver que viendo algo. Al final, volvemos a ver por enésima vez "Betty la Fea" para escuchar a Patricia decir "¡Te llegaron los meseros!". ¿Por qué? Porque a veces, en medio de tantas opciones, necesitamos un abrazo virtual de la nostalgia y una risa simple y segura.

Todos tenemos frustraciones dignas de nuestra generación. Solo es cuestión de mirar detenidamente a nuestro alrededor y entender qué es eso que nos falta para que todo encaje.

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