DRAMAS DE VACACIONES: EL PASEO AL RÍO



Todos sabemos que el hotel mamá es cinco estrellas. Yo me lo disfruté en estas vacaciones. Dormí más que nuestros congresistas en jornada laboral, descansé más James en la banca del Real Madrid. Estoy recargado en realidad. Porque finalmente encontré el significado de las vacaciones y es "no hacer nada" y cuando uno no hace nada, descansa. Suena raro, conchudo, perezoso pero a groso modo es verdad.
Pero esas cinco estrellas del hotel mamá, desaparecen misteriosamente cuando llegan los tíos, con sus hijos. los abuelos y otra gente que usted no conocía pero que en algún parte tiene sus mismos apellidos. Es decir cuando no hay cama para tanta gente.

Lo primero que uno hace es cuentas donde le toca dormir. O le toca dormir con alguien a quien usted no le echaría la pierna ni por error o dormir en una colchoneta miserable a la pata de alguna cama o un pasillo. Ahí es cuando usted extraña la comodidad de su cama así tenga que madrugar. 

También se da cuenta que tiene que hacer fila para el baño, acomodarse en algún rinconcito para comer porque no todos caben en el comedor y obvio aguantarse la gritería del culicagado que todavía usa pañales. Pero nada se compara a lo estresante que es un paseo de olla a un río.
  
Aparte de pasar una noche de perros, por que le toco dormir en el mismo cuarto de su tío que ronca como un mamut de la época mesozoica. Muy a las seis de la mañana, cuando usted por fin se quedó dormido, aparece alguien revoloteando buscando la pantalonetas de baño, bloqueador, toallas y todo con el único objetivo de despertarlo a usted para que ayude a meter el "perolero" en los carro que los van a llevar al paradisíaco lugar

Luego de embutirse como puede en el carro y de andar por más de una hora de camino con las rodillas en el pecho, usted se pregunta si hubiera sido mejor irse en el otro carro en el que llevaban las gallinas, en el del bebé que chilla como descocido o en este, al lado de su primito que se mareó. Entonces ahi es cuando su primo Ricardito pasa a ser el mocoso infeliz con un limón en una mano, una bolsa en la otra y usted con el cristo en la boca esperando que vomite dentro de la bolsa y no lo salpique. 

Ya en el lugar, obviamente en una serie de desgracias vacacionales, no puede haber Wi-fi para entretenerse con instagram. Así que concientemente tendrá que oir las hermosas letras de siempre de Rodolfo Ahicardi, Pastor Lopez y el maravilloso Miguel Molly y su música para bailar con las tias

Así como en la playa hay arena y vendedores. En el río solo hay piedras, que si no pisa bien lo va a mandar al suelo. Y no queremos esto pase si es usted el que lleva la canasta de gaseosas y cervezas que tendrá que poner a enfriar en un posito del rio. Que no puede ser muy bajito porque no enfrían, ni muy hondito porque se pierden, tampoco muy estancado porque se calientan y menos muy lejos porque se las roban. Entonces ahí usted piensa que hubiera sido mas sencillo echarse un nevecon con candado al hombro que andar mariquiando con piedritas. Pero es un paseo de olla al río.

Pero el problema mayor es cuando usted ya es un adolecente. O lo ponen a cuidar a los niños que parecen ranas saltando por todas partes o ayuda a cocinar. 

Si usted elige cocinar es muy posible que termine pelando yuca, papa y si usted es muy de malas lo ponen a pelar tambien las gallinas. Pero esto no pasa sin que antes  lo manden a buscar leña para el fogón. Y ahí se la pasará hasta las 12 del día intentando prender una fogata y equilibrando piedras para que no se voltee la olla. Mientras tanto usted recuerda que existen domicilios de 30 minutos o el pedido le sale gratis. Vaina dura.

Pero si a usted le toca cuidar mocosos. Persignase por será muy sencillo de des concentrarse mientras mira los sexys vestidos de baño típicos de río que incluyen por camisetas blancas mojadas de alguna campaña política que deja entrever un flamante sostén de algún color contrastante como negro, o azul marino, lycras para ellas, cansoncillos coquimoto motosos, trasparentosos y de caucho raido para ellos y por supuesto tenis o chancletas. Porque hay que ser muy novato el que ande descalzo en el río.

Mientras usted mira el espectáculo, como ver las balleneras en cartagena tiene que pasar lo de siempre, el requisito de todo paseo de río. Un mocos de lo que usted cuida se cae, se da contra una piedra por la cabeza se escalabra o le sale chichón bien brutal. De preferencia es el mocoso es Ricardito el que venía mareado. 

Entonces toda la familia corre, salen con el cuento de no lo deje dormir que se muere, que busquen un pedazo de papa o de carne cruda para que le baje el chichón y obvio alguien comenta que hubiera sido mejor que se escalabrara por que así le salía la sangre mala y no ese morado tan peligroso y horrible que tiene en la frente. Se aplica también ese tipo de escandalo para el que se parte un brazo, un dedo o una pierna. Igual la culpa se la van a tirar a usted, mientras tanto suena "la suavecita" de la sonora dinamita.

Luego de la trifulca. Casi  a las tres de la tarde la gente se dispone a comer entre la comodidad de las piedras y obviamente usted apenado, se sienta junto a la olla a tomarse el dichoso sancocho salado cuya yuca nunca jamas ablandó con la esperanza de terminar y salir corriendo buscando un momento de paz sentado en una piedra debajo del chorro de agua a pleno rayo del sol. Pero no, un paseo de olla debe ser una desgracia, así que antes de que termine alguien ya ha dicho alguna excusa pendeja y toca regresarse ya. Y como usted como la cagó no puede decir ni mu. 

Y ese fué su paseo de vacaciones, su descanso y su creativo un paseo de olla del demonio. De regreso Ricardo lo vomita, porque ya no habían bolsas. Estaban llenas de la ropa mojada. Y usted Ni mu.

Fragmento de algún momento de mi vida.

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