EDITORIAL: A CADA MARRANO NO SIEMPRE LE LLEGA SU DICIEMBRE.


 Muchos estudios afirman que la soledad es una de las razones de angustia en los seres humanos al día de hoy. Cosa que a estas alturas del partido a mi no me genera angustia por lo menos... pero si me aburre. Especialmente los viernes en la noche... como hoy. 

Siempre le he pensado que los solteros acostumbrados, tenemos un problema elemental, ya no nos da desespero: El encontrar alguien que nos "cuaje" en el esquema de pareja que queremos, así nos evitamos malos momentos... parece que resignamos y a veces nos aburrimos.

Desde hace años he entendido que podemos se puede ser felices sin la necesidad de tener pareja, que no es fundamental estar enamorado para que podamos ver con satisfacción nuestra vida; aunque algunos expertos en el tema complementan con el debemos estar bien con nosotros mismos, la vida en pareja viene después. Pero entonces llega el momento en que uno se pregunta ¿Después, cuando?

Después de los 30 uno entiende que estar solo tiene sus beneficios y cada vez es más dificil negociarlos. El dinero se invierte en uno mismo, hay más tiempo para compartir con las amistades, para la construcción personal y profesional. Superarse a si mismo día a dia es razón suficiente para levantarse. 

Pero siempre llega el viernes en la noche ¿Y entonces, que pasa? 

Sencillamente NADA. Los que tienen con quien compartir, con quien tomarse algo o por lo menos con quien follar. Están en lo suyo, mientras yo estoy acá con una copa de vino y escribiendo. (Lo sé no soy del todo "normal")

Este debate "solteril" lo he tenido por años con mi progenitora, mujer inspiración y motor sin lugar a dudas de mi vida quien siempre llega darme la misma conclusión gastronómica: "A cada marrano le llega su diciembre". 

Entonces pienso, luego de una pandemia, casi el apocalipsis viral de la década, ya a puertas de septiembre a unas cuantas semanas de Diciembre... Donde carajos esta mi marrano?

Quiero aclarar para mi, el tema no es del todo sencillo. En el tema de porcino para el consumo soy algo conservador. Soy de los que creen, que si voy a tener una relación, tiene que ser en serio. No me gusta la idea de tener lechoncitas de paso. (aunque las he tenido no he dicho que no) Pero las de "paso" nunca se les llama parejas. Pero entonces... donde esta ese corral indicado, con el animal adecuado para el resto de mis diciembres?

Ya me puse algo porcino, y como mi madre siempre habló de marranos y diciembres (En mi tierra comemos cabrito, pero que carajos) Quise clasificar mis opciones en tres grandes grupos.


EL GRAN GRUPO DE "MARRANOS INSIPIDOS".

Esos seres no clasifican. Gente con los que en realidad solo tendría una amistad formal. A este grupo integro todo tipo de "No rotundo", de "Ni en mi peor pesadilla" y de "Jamás". Personas que a usted sencillamente no le interesan. No porque sea menos que usted, solo por que no hay ese gusto, compatibilidad y esas cosas que usted busca de su pareja. Es muy factible que usted sea una "presa preciada" para este grupo. Pero en realidad ni importa.


MEDIANO GRUPO "LECHONCITA CORRIENTE".

Clasifican. Pero tienen el don de pasar de plato en plato. Cuestión que no es obstaculo para pasar buenos momentos. No es del tipo de personas que a usted le mueven compleamente el piso, solo para quitar la gana. Aunque se lo pueden desestabilizar, de vez en cuando. Pero son casi un plato tipico. Rico, barato pero no es especial (A veces a uno le puede quedar gustando, pero corre el riego de intoxicarse por que muchas veces lo que termina comiendo son sobros)


PEQUEÑO GRUPO "LECHONA CON ..."

Son las que más que clasifican pero son absolutamente escasas. Nos pueden enamorar. Nos vuelven loquitos. Aunque es un grupo muy reducido, nos envuelven, son especiales, únicas. Sentimos una química absurda. Pero como todas, esta tiene también su cosita. O no nos quieren como nosotros quisieramos o a veces tienen relleno o novio. Ese tipo de lechón lo pone a uno botar babas pero que termina siendo un recuerdo, uno bonito mientas duro (si es que se pudo algo).

Asi, con este panorama uno termina pensado seriamente en dejar las carnes rojas, y volverse vegano o soltero consumado ques es la misma cosa. Porque con el paso del tiempo se da cuenta que hay cierto tipo de comida que le puede empezar a caer pesado al punto que uno prefiere una noche de viernes: Solito, pero sin dolor de estomago (o de corazón).

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